Nuestro cerebro tiene plasticidad hasta el último día de vida. Por eso es que podemos cambiar todo lo que te propongas, siempre y cuando quieras.
A este proceso se le conoce como neuroplasticidad, y es la capacidad que tiene para modificarse y reorganizarse formando nuevas conexiones neuronales. Es el secreto del aprendizaje permanente y responsable de los grandes cambios cerebrales.
Esta función te permite mejorar tus habilidades en cualquier área, como el deporte, la música o el lenguaje. Y con ella viene una serie de beneficios: mejora de la capacidad de memoria, de la concentración e incluso del estado de ánimo.
Si pensamos que el cerebro humano pesa entre 1,300 y 1,500 gramos, y que concentra toda la actividad del sistema nervioso y de los comandos de nuestro cuerpo, parece increíble que sea capaz de realizar toda esta tarea. Aún así, sigue siendo uno de los grandes desconocidos por los científicos, que permanentemente lo estudian en profundidad.
Y la neuroplasticidad es uno de esos términos que fueron descubiertos hace relativamente poco tiempo, explicando las modificaciones que hace el cerebro en cuanto a estructura y funcionamiento, influido por el entorno en el que vivimos.
Abierto las 24 horas
La plasticidad cerebral sucede durante todo el día y toda la vida, aunque no seas consciente de ello. Lo que ocurre es que permanentemente recibimos estímulos a nivel nervioso, que llevan al cerebro a adaptarse.
Por ejemplo, según el entorno, personas y experiencias que tengas, es como va modificándose para moldearse de acuerdo con lo que vives.
Son las nuevas conexiones neuronales las que crean flamantes sinapsis (interacción de ida y vuelta entre las neuronas), y así nos ayudan a adaptarnos mejor, flexibilizarnos, aprender, desarrollar destrezas y conectarnos con lo nuevo, entre otros aspectos.
El cerebro tiene más de 100,000 millones de neuronas que funcionan en forma individual, aunque establecen conexiones entre ellas para generar todos los sucesos de este órgano.
Para graficarlo, imagina una enorme constelación neuronal interactuando entre sí, como si se tratara de una red de electricidad, generando los impulsos que se traducen en movimientos, acciones y demás formas vitales.
Neuroplasticidad: aliada del cambio
El cerebro cambia tanto como nosotros queremos hacerlo, si bien la neuroplasticidad es una función común a todos los humanos. Modificando su estructura “plásticamente”, transforma sus propiedades y por eso contribuye al proceso evolutivo de las personas.
En la infancia, la neuroplasticidad es mayor, porque en esa etapa estamos recopilando información que, luego, será la base para el alimento del cerebro que tendremos de adultos.
8 formas de estimular tu neuroplasticidad
La buena noticia es que se puede estimular. Al hacerlo, se crean nuevos estímulos, el cerebro empieza a “podar” lo que ya no necesitamos, y así crea nuevas rutas preparadas para responder ante lo que estamos incorporando.
Aquí tienes ocho ideas para generar mayor neuroplasticidad:
- Aprender de la experiencia: tomar consciencia de cuáles son los pasos que hemos dado para que se hayan producido determinados resultados concretos y novedosos en la vida. Así internalizamos los aprendizajes de la vida.
- Pensamiento crítico y complejo: momentos de reflexión, análisis, sacar conclusiones.
- Estudiar un nuevo idioma y leer materiales completamente inéditos para ti, y que tengan dificultades crecientes en tu aprendizaje.
- Resignificar los errores: el darse cuenta que se produce es altamente alentador para nuevas conexiones neuronales y, claro está, también repercute a nivel de las emociones.
- Pensamiento metafórico y abstracto: el pensar de maneras distintas a las habituales hace que el cerebro se esfuerce por incorporar nuevas rutas neuronales, ampliando las posibilidades. Salir del pensamiento lineal y poco complejo te ayudará a tener más profundidad y sentido en la interpretación de los sucesos de tu vida.
- Abrir la mente: por ejemplo, considerar puntos de vista distintos, conversar con personas totalmente distintas, viajar, explorar temas que te despiertan curiosidad, traducir cualquier material, y escuchar podcast y videos en otras lenguas.
- Colocarse en la posición del eterno aprendiz: tener la disposición a aprender de todo y de todos.
- Hacer crucigramas y juegos de ingenio; y hasta resaltar textos en los libros y memorizar algunos números o frases.
Como vemos, podemos incorporar estas dinámicas en forma natural, mientras vamos alentando al cerebro a “re cablearse” en cuanto a sus funciones neuronales, estimulando su neuroplasticidad.