El Multitasking te lleva a un nivel de performance superficial y, cuando uno cae en sus redes, corres muchos riesgos, considera Jonathán Torres.
Ahora vale la pena tener la libertad de elegir, que cada quien defina si le sirve o no, y cuál es la gran recompensa que el Multitasking generaría, apunta Jonathán Torres. (iStock)
Somos una sociedad cansada pero solo algunos de sus miembros alzan la mano para reconocerlo. Las cosas, las actividades, las personas, perdieron peso y sentido. Nos hemos convertido en hacedores seriales. Todos, en alguna medida, somos Multitaskers. No hacer nada no es lo de hoy, sino tener la oportunidad de arruinar más de una cosa a la vez.
La pandemia colapsó nuestros escenarios.
Vivimos, dice el filósofo Byung-Chul Han, en la sociedad del rendimiento, del Multitasking. Y una de las características de esta sociedad es que el individuo se auto explota con la coartada de la obligación. Hoy, añade, la regla de la vida es estar en una continua y excéntrica carrera en espiral porque el único pecado es no hacer nada.
Hasta los momentos de ocio o los periodos de vacaciones se han convertido en una conjunción inagotable de tareas que nos dejan más cansados que cuando empezamos.
Al arranque de la tragedia sanitaria, tener la capacidad de estar atendiendo varios asuntos al mismo tiempo era muy seductor en el mundo del trabajo. Ahora, los expertos en el manejo del talento sostienen que el Multitasking empieza a devaluarse. Decir que eres Multitasker no es una ventaja competitiva, afirma Martha Barroso, directora de People & Culture para América Latina de Manpower. “Si alguien cita en su CV su habilidad para el Mutitasking habría que entrar a profundidad en su historial”.
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El cerebro no está preparado para hacer dos tareas complejas al mismo tiempo. El Multitasking te lleva a un nivel de performance superficial y, cuando uno cae en sus redes, corres muchos riesgos: fallar, no llegar al objetivo, estresarte, castigarte. “Con el Multitasking somos incapaces de vivir en el presente y aceptar el paso a paso de las cosas”, complementa Claudia Calvin, fundadora de Mujeres Construyendo.
Para nuestra mala fortuna, seguimos sometidos a la dictadura del Multitasking. Pero eso no significa que sea nuestra condena. Todo lo contrario. Justo ahora, después de los coletazos de la pandemia, podemos seguir las recomendaciones de Byung-Chul Han: cultivar la demora, la lentitud, la capacidad de contemplación y de reflexión.
El Multitasking no es bueno ni malo. Habrá quiénes lo disfruten y le saquen mucho provecho. Pero ahora vale la pena tener la libertad de elegir, que cada quien defina si le sirve o no, y cuál es la gran recompensa que el Multitasking generaría. Es tiempo de dar un paso atrás y, quizá, habrá quien decida volver todos los días a la oficina, seguir trabajando al límite o si puede obtener los mismos resultados en un tiempo más corto.
“Hay una cosa que, sin querer, ya es un derecho ganado. Ante una oferta laboral ya se pregunta sobre la flexibilidad en el trabajo. El modelo híbrido ya es una condición que ya va a suceder”, sostiene Enrique Pérez, senior client partner en Korn Ferry.
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La vida sigue, pero ahora estamos frente a la reconfiguración de prácticas, la instalación de nuevas tradiciones y de modos para relacionarnos.
Laura Bicondoa, socia de Liderarte Perfomance y Coaching, ofrece cuatro consejos para convivir amistosamente con el Multitasking:
1. Nombrarlo, darte cuenta que lo haces (“si no se reconoce, no se tiene la conciencia para cambiarlo”);
2. Tratarnos amablemente cuando lo reconocemos (“cuidado con los reproches, que no estás dando lo suficiente y que deberías de poder más”);
3. Preguntarnos qué necesita realmente ser hecho ahora y qué puede esperar, en qué condiciones funcionamos mejor;
4. Hacer acuerdos internos de pausas y encontrar los equilibrios.
El Multitasking, como ya se había dicho, ya no es un concepto en boga. Ahora, dice Martha Barroso, de Manpower, se habla de Trabajo Profundo, que habla de empujar tu capacidad cognitiva para realizar una tarea pero en el menor tiempo posible. “Eso te da la ventaja de que puedes avanzar más rápido haciendo más tareas. La recomendación es aprende constante y rápidamente, aprende a concentrarte profundamente”.
La pandemia algún día terminará y, aún así, corremos el riesgo de seguir con prisas. El Multitasking es producto de una sociedad inmediatista en la que nada nos satisface. Por eso tiene que haber un regreso a reconocer nuestra humanidad y a poder empezar a convivir y relacionarnos más honestamente desde ahí. Laura Bicondoa dibuja un camino a seguir: más que apostar por la tesis de cómo me quito esto de encima, mejor pensemos en cómo podemos agregar valor.
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En Europa ya se empezaron a tomar medidas para prohibir, por ejemplo, el envío de correos electrónicos en determinados horarios. Los límites al tiempo de trabajo ya empiezan a socializarse.