Tradicionalmente, los meses de verano eran el momento ideal para que aquellos estudiantes que no habían podido trabajar durante el curso escolar aprovechasen para encontrar un empleo temporal. Muchos de ellos acababan empleados en el sector hostelero o turístico. Y si bien tras el fin del estado de alarma en España el pasado 9 de mayo, la economía española recuperó las expectativas que había puesto en el verano, son numerosos los sectores que lo encaran muy afectados por la pandemia. La crisis sanitaria ha conllevado la mayor caída del PIB desde la Guerra Civil, un 10,8% en 2020, acorde a los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Ante este escenario confuso, ¿qué sucede con los trabajos que solían estar disponibles para los estudiantes? ¿Cuáles son sus opciones ahora? Hablamos con algunos de ellos para conocer cuál es la realidad a la que se enfrentan este año.
Según el último estudio presentado por la empresa de Recursos Humanos Randstad, durante la campaña de verano se prevé la creación de 438.000 empleos. Esto supone un 29,5% menos que en 2019, pero un 20,7% más en comparación con el verano de 2020. Aunque el estudio apunta a que durante este verano se lograrán cifras similares a las de 2015, la cifra seguirá lejos de los 621.736 empleos que se crearon en 2019.
Los más afortunados: volver al mismo trabajo
A Xavi, estudiante de Ingeniería en Telecomunicaciones, su trabajo de verano en una una empresa de seguros le apareció de vuelta por sorpresa: “Aún no había empezado a buscar trabajo, cuando la empresa en la que trabajé en 2019 se puso en contacto conmigo”, explica. Se trata de un trabajo “más bien de oficina” fuera del área para la que está formándose, pero Xavi no se muestra inquieto por no poder acercarse aún a su sector. “Sé que no voy a encontrar trabajos en mi campo porque aún me falta un año para poder cursar prácticas de empresa”, confiesa. Y si bien se trata de una empresa en la que ya tiene experiencia, desconoce cuáles serán sus funciones este verano: “Ha habido muchos cambios en la empresa como consecuencia de la pandemia. Puede que las tareas a las que estaba acostumbrado cambien, o quizás puede que siga haciendo lo mismo de siempre, pero con diferentes clientes”, reflexiona. En cualquier caso, agradece la oportunidad de poder volver a contar con un empleo este verano y así “ahorrar algo de dinero”, tal como solía hacer cada año antes de la pandemia.
Una situación similar ha vivido Coral, recién graduada en Turismo, que optó por aceptar de nuevo el que ha sido siempre su trabajo de verano, como monitora de tiempo libre, y al que este año ha sumado además otro empleo temporal como guía de turismo en una cooperativa. Pero Coral tiene, además, nuevas perspectivas para cuando finalicen sus trabajos de verano: a partir de septiembre, Coral comienza una nueva aventura como responsable de un museo interactivo. “El proceso de selección no ha sido más difícil que otros años. En mi caso, presenté el currículum en esta empresa y me llamaron al día siguiente”, asegura, un ejemplo que demuestra que no es necesario esperar a septiembre para empezar a buscar un empleo fijo.
Tiempos difíciles para la hostelería
Aunque no todos los estudiantes han tenido la misma suerte. En el sector del turismo, uno de los más afectados por la pandemia, las reservas hoteleras se dispararon tras el final del estado de alarma y con ellas el deseo de muchos hoteleros de poder colgar el cartel de ‘completo’ para la temporada. Sin embargo, la inestabilidad no ha desaparecido y no todas las empresas del sector están gestionando las necesidades de personal de la misma manera. Judit, estudiante de Turismo, está notando sus efectos colaterales durante los procesos de selección: “Está siendo más complicado, tal vez porque hay menos turismo y por lo tanto hay menos trabajo. O quizás porque hay muchas empresas que han cerrado el proceso de selección más pronto de lo que solían hacerlo”, afirma.
Pese a que la temporada de verano acaba apenas de empezar, esta estudiante se ha encontrado las puertas ya cerradas al enviar su currículum a empresas del sector. “Este año la gente desconoce cómo irá, y tal vez por eso tienen más prisa. Idealmente estaba buscando un contrato temporal solo para el verano, como recepcionista, en una oficina de turismo o algo parecido. Pero ahora ya estoy abierta a cualquier cosa”, confiesa.
De la restauración a la oficina
Miquel, estudiante del Grado de Economía, había trabajado antes en el sector de la restauración, con poco tiempo para descansar y escasos días festivos, por lo que este año se había propuesto encontrar un puesto con horario de lunes a viernes, y por ello se había planteado trabajar en fábricas que buscaran cubrir vacantes de verano. Inició su búsqueda de trabajo para el verano a principios de abril, con la primavera recién estrenada, y a mediados de mayo le llegó su oportunidad. Pero no para trabajar en una fábrica, como inicialmente había previsto, sino que por primera vez ha conseguido un trabajo relacionado con sus estudios.
“Después de muchos años trabajando con contratos temporales, este es el primer año que una empresa ha apostado por mi formación y me ha hecho un contrato indefinido como auxiliar administrativo”, explica. “He tenido suerte”, asegura, y también agradece la ayuda que le han brindado desde la bolsa de trabajo de su universidad, la Universitat de Girona.
El limbo entre el trabajo de verano y el primer trabajo como graduado
Para quienes finalizaron sus estudios el pasado mes de junio, se plantea otro dilema: ¿buscar un trabajo solo para los meses de verano, considerar otras prácticas para seguir ganando experiencia de cara a la búsqueda de empleo, o enfocar directamente la búsqueda hacia trabajo en tu sector de especialidad?
En ese limbo entre el fin de los estudios y el inicio de la carrera profesional se encuentra Sònia, estudiante del Grado de Educación Social, que también tenía claro no quería volver a la hostelería este verano. “Sentía que este era el momento de buscar algo que me llenara más, y no únicamente un trabajo que me diera recursos económicos como hasta ahora”, cuenta. Y si bien hasta ahora no había podido enviar currículums a las empresas y presentarse como graduada, sino que lo ha tenido que hacer como estudiante de cuarto curso, haber ampliado su búsqueda a otros canales le ha permitido encontrar un puesto para los meses de verano: su trabajo de verano le llegó a través de una publicación en Instagram en el que buscaban graduadas en Educación Social a media jornada.
Y pese a tener confirmada su incorporación, esta estudiante a punto de graduarse sigue buscando otros trabajos que puedan complementar el que ya tiene y busca ya una nueva oportunidad de cara a septiembre, cuando su contrato de verano haya finalizado. “En septiembre esto ya va en serio y tengo que buscar algo sí o sí”, confiesa. Sin embargo, Sònia explica que la inestabilidad de la situación provocada por la pandemia repercute directamente en los proyectos de ámbito socioeducativo, en cuanto a los recursos que se destinan y a la contratación de personal. Y reflexiona: “La incertidumbre que ha conllevado la pandemia me ha hecho ser consciente de que hay muchas situaciones que no dependen de mí. Iré buscando, pero tampoco me quiero frustrar o insistir en algo que a largo plazo no sé cómo estará”, matiza.
Las palabras de Sònia dejan entrever el que está siendo uno de los mayores aprendizajes de la pandemia: la mejor forma de hacer frente a la incertidumbre es ir con ella de la mano. La capacidad de adaptación sigue siendo una de las soft skills más valiosas, y no únicamente en el entorno laboral, sino en todos los ámbitos.