Hoy en día, las empresas no sólo deben aceptar el cambio, sino que deben pensar en cómo pueden utilizar las innovaciones tecnológicas para enriquecer, e incluso reinventar, los productos o servicios que las hicieron exitosas. Es la única forma de garantizar su supervivencia, y también muestra la importancia del aprendizaje continuo para los directivos, que deben estar preparados para actuar como agentes de cambio.
Durante el último año, en el IESE también hemos tenido la oportunidad de hacer este tipo de adaptación de nuestra actividad. Si bien llevábamos años en el proceso de digitalización, el COVID-19 ha acelerado esta tendencia. ¿Nos mostraría el salto a online que la formación presencial –tradicionalmente central en la experiencia docente-, estaba tan desfasada como las fábricas de carbón?
En absoluto. Los directivos que vienen al IESE han valorado nuestra inversión en formatos online, pero han valorado aún más la inversión en hacer nuestro campus seguro, volviendo a las clases presenciales hace más de un año. La experiencia de este curso ha servido para reforzar algunas cosas que ya sabíamos sobre cómo aprenden los directivos, y que resumo en estos tres puntos:
- Los directivos aprenden de los demás. Al interactuar con sus compañeros, los directivos perfeccionan sus habilidades de toma de decisiones, establecen nuevas conexiones y ven soluciones más amplias. Aprenden comparando sus experiencias e ideas con otros y discutiendo posibles soluciones, especialmente en tiempos de gran incertidumbre.
- Los directivos aprenden a través de la práctica. Esto no quiere decir que los marcos teóricos no sean importantes, pero el análisis de casos reales, los retos ejecutivos y el “role play” dan una experiencia que se puede implementar directamente en la empresa.
- Los directivos aprenden mediante la introspección. En el IESE buscamos tener un impacto profundo en nuestros participantes, y en esto nuestros profesores tienen un papel clave. Y es igualmente importante que los directivos tengan tiempo para salir de sus responsabilidades diarias y puedan reflexionar sobre las grandes preguntas del liderazgo y el trabajo.
¿Qué hay de la tecnología?
A lo largo de este curso hemos aprendido mucho de tecnología. Estamos más preparados que nunca para ofrecer contenido de forma online. Y no solo porque dispongamos de plataformas más sofisticadas, sino porque sabemos qué metodología funciona mejor en cada caso. Sabemos que la tecnología es un medio muy potente, que puede ayudarnos a tener el impacto que buscamos. Pero también hemos confirmado que no es un fin en sí mismo.
De hecho, esta digitalización de la formación plantea algunos desafíos:
- ¿Cómo podemos crear conexiones entre las personas como las que se producen cuando los participantes están en el aula?
- ¿Cómo asegurar el mismo nivel de intercambio de experiencias entre directivos?
- En definitiva, ¿cómo lograr la misma experiencia de aprendizaje transformador?
No estamos solos en estas reflexiones: una encuesta reciente a profesionales de educación superior realizada por HolonIQ identificó la mejora del diseño del aprendizaje y la experiencia del participante como sus principales prioridades digitales.
En el IESE estamos comprometidos con ofrecer cada vez más contenido digital y formatos híbridos. Sabemos que los directivos disponen de poco tiempo y requieren flexibilidad, especialmente en estos tiempos complejos, y sobre todo si tienen hijos pequeños o familiares a los que cuidar. La tecnología puede ayudar permitiendo opciones de aprendizaje más individualizadas y continuas en el tiempo.
Si bien este año y medio de pandemia ha puesto al descubierto el inmenso poder de la tecnología, también nos ha permitido entender lo valiosa que es la experiencia en el aula y qué necesario es para los directivos encontrarse para desarrollar las habilidades para gestionar el cambio.