La actriz y emprendedora Romina Sacre revela de qué manera los altibajos en su trayecto como emprendedora le ha dejado grandes aprendizajes.
- Soy emprendedora por accidente. Emprendí un proyecto en digital porque tenía tiempo libre y nadie me contrataba como actriz seria (hacía comerciales pero no tantos como para estar ocupada durante toda la semana). Así que me lancé a abrir un blog para mujeres en el 2013, y la historia es que gracias a un post que escribí sobre un antro en Acapulco se volvió viral. Púrpura fue un sitio de referencia con millones de visitantes al mes y heme aquí, casi 8 años después, el mundo del internet se volvió mi trabajo de tiempo completo.
- Han sido bajadas y subidas. Cerré mi primera empresa en el 2016, subí 8 kilos de la angustia porque, ¿y si no soy alguien sin mis socios? Días de cuestionarme una y otra vez si lo estoy haciendo bien, si soy buena, si mi proyecto va a ser exitoso o no. De lanzar otro medio (Romina Media), de escribir un libro sobre mi historia personal y el año pasado, darme cuenta que no funcionaba Romina Media y debía tomar otra dirección.
- Llevo la mitad del año en mi nuevo emprendimiento “Sensibles y Chingonas”, que es una plataforma que nació a raíz de mi libro “Lo sensibles no nos quita lo chingonas”. Digamos que desmenucé los temas y ahora, cada semana invito a mi podcast a expertos, especialistas, personas interesantes que tienen algo que decir, a platicar conmigo. Soy una soñadora pero creo que si hablamos de lo que nos incomoda y de los temas que nos dijeron a las mujeres que “no son propios de mujeres” vamos a ir desaprendiendo. Vamos a ir descubriendo poco a poco quienes somos y en lo que queremos convertirnos. Quiero que el esfuerzo que le pongo a todo lo que hago, a conseguir a las personas tan increíbles que aceptan venir a mi podcast, se vea reflejado en un cambio de mentalidad.
- Hoy agradezco que decidí cerrar Romina Media. Que entendí hacia dónde irme y cuál es mi verdadero propósito, porque si algo no estoy dispuesta a hacer, es trabajar por trabajar sin objetivos que estén conectados con ver una mejora a mi alrededor.
- Trabajar con propósito para que así pueda gozarlo incluso cuando la cosa se ponga turbia. Ese es mi mantra.