Un buen negocio, invertir en los emprendimientos de mujeres.
El 19 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Mujer Emprendedora. En el 2014, la Organización de las Naciones Unidas decidió instaurar este día, para, por una parte, reconocer el esfuerzo y el valor de las mujeres emprendedoras y, por otra, sensibilizar a la sociedad sobre los obstáculos y las dificultades cotidianas a los que se enfrentan las mujeres que deciden emprender.
Asimismo, en un plano mayor, este día se agrega a los esfuerzos de crear conciencia de la lucha por cerrar la brecha de género en todos los ámbitos – social, político, económico y cultural – que, desafortunadamente, se ha ensanchado por la pandemia de COVID 19.
En el mundo hay aproximadamente 252 millones de mujeres emprendedoras, y ese número va en ascenso cada día (Global Entrepreneurship Monitor). En México, de los 21,665,358 de mujeres ocupadas, alrededor del 26% son emprendedoras. Sin embargo, debemos destacar que muchas lo son por necesidad, es decir, porque no tienen otras oportunidades flexibles para ganarse la vida; y que 82% de ellas opera en la informalidad (INEGI), lo que implica, entre otras cosas, que – si bien para las mujeres emprendedoras formales hay barreras importantes para acceder a fuentes de financiamiento, tecnología, asesoría financiera y legal, entre otras – para las del sector informal es mucho más complicado. Adicionalmente, destaca que muchos de los emprendimientos liderados por mujeres no son de alto rendimiento o en áreas estratégicas para el futuro, sino principalmente en actividades comerciales, incluso en el pequeño comercio.
La pandemia sólo ha empujado y seguirá empujando a más mujeres a emprender por necesidad. Muchas, desafortunadamente, lo harán con una carencia de habilidades duras y habilidades blandas, lo que pondrá en riesgo la viabilidad misma de sus negocios (alrededor de 8 de cada 10 emprendimientos fracasan en los primeros dos años, INEGI). Es por ello que es crucial que – contando con la cooperación de gobiernos, sector privado y la sociedad civil – generemos programas, con indicadores medibles, para que por una parte, eliminemos las barreras sociales y culturales y logremos incentivar a que más mujeres emprendan carreras en sectores STEAM (Science, Technology, Engineering, Art, Mathematics) – sectores que generan y generarán más riqueza y empleos de calidad en el futuro; y por otra, para darles a las mujeres las herramientas y habilidades necesarias para emprender mejor y crecer sus negocios.
En Dalia Empower – un proyecto global de educación continua que apoya a las mujeres a alcanzar sus metas personales y profesionales – estamos capacitando a las mujeres con las habilidades blandas que nosotros llamamos “Life Skills” o habilidades para la vida. Estas habilidades son tan necesarias – como lo demuestra el último estudio de McKinsey y de Linkedin – que, de las 20 fortalezas para triunfar en la nueva realidad, solamente 5 son habilidades fuertes (hard skills), y 15 de ellas – justamente en las que Dalia Empower se especializa – son las “Life Skills” o habilidades blandas. Estoy convenida que hoy tenemos la obligacion de apoyar a el ecosistema emprendedor con las herramientas necesarias para constituir, consolidar y crecer sus emprendimientos.
Apostarles a las mujeres es esencial para la recuperación económica en la era post- COVID y para tener sociedades más prósperas, igualitarias y productivas – además de que es un buen negocio invertir en los emprendimientos de mujeres y de equipos mixtos, ya que, según el International Trade Center, por cada dólar invertido se generan 78 centavos de ganancia contra los 31 centavos que se generan con emprendimientos únicamente masculinos (Boston Consulting Group). Grupos de mujeres poderosas en los negocios ya se han unido para impulsar y financiar los emprendimientos de mujeres, pero todos y todas podemos ayudar, cada uno/una desde nuestra trinchera: financiemos, ayudemos, compremos y promovamos los emprendimientos femeninos – eso nos traerá al final un beneficio global.