Si alguna vez has tenido que viajar por trabajo a un lugar lejano, como Nueva York, Hong Kong o Sídney, sabrás que los saltos horarios pueden causar estragos en tu reloj biológico y obligar a tu cuerpo a someterse a unos días de adaptación tras la llegada a destino. Esto puede suponer un ligero cansancio para algunas personas, pero para otras conllevará un grave desfase horario, el famoso ‘jet lag’. Si todo esto ya suena agotador, ¡imagínate si tuvieras que adaptarte al horario de Marte!
Una imagen vale más que mil palabras, sobre todo cuando dicha imagen se ha enviado desde Marte hasta la Tierra. Al igual que nuestro planeta, Marte posee su propio clima y estaciones, además de volcanes, barrancos e incluso casquetes polares. No es de sorprender entonces que haya tanta expectación en torno al róver Perseverance, el vehículo de exploración espacial que aterrizó en el planeta rojo en febrero y que no ha parado de recopilar información desde entonces. Su objetivo es descubrir cualquier rastro de vida antigua, recoger muestras de rocas y sedimentos, obtener una imagen clara de la geología y el clima, y allanar el camino para la exploración humana más allá de la Luna. Esto supondrá varios desafíos.
Un día marciano dura más que uno en la Tierra
Uno de los principales desafíos es el hecho de que un día en Marte no tiene la misma duración que uno en la Tierra. Esto es algo que la doctora Niamh Shaw conoce muy bien, ya que ha participado en una misión simulada a Marte en Utah y en un vuelo con gravedad cero. Shaw, que trabaja en la Universidad Internacional del Espacio de Estrasburgo (Francia), es muy consciente de la complejidad de la exploración espacial. “Un día marciano no tiene la misma duración que un día terrestre. Es un poco más largo, por lo tanto un año marciano también es más largo”, explica.
Un día marciano, conocido como “sol”, dura 24 horas, 39 minutos y 35,244 segundos. Un año marciano tiene 687 días terrestres o 669 soles. El primer día marciano del Perseverance en la superficie del planeta rojo se conoce como Sol 0. “Marte está más lejos del Sol que la Tierra, por eso tarda más tiempo en dar la vuelta alrededor de él”, afirma.
El róver trabaja durante el día marciano y “duerme” durante la noche marciana, y el equipo del Perseverance en la Tierra hace otro tanto. Durante unos 90 soles, el equipo de operaciones trabaja en horario de Marte, y esto implica ajustar sus relojes al día marciano.
Adaptar la jornada de trabajo
Trabajar según el horario de Marte permite a los miembros del equipo reaccionar rápidamente ante cualquier problema que el vehículo pudiera tener durante la jornada de trabajo, aunque eso también signifique comenzar a trabajar 40 minutos más tarde cada día. A diferencia de los turnos de noche o los horarios de trabajo poco habituales, el cambio que esto supone para el reloj interno es gradual. En un momento dado, a los miembros del equipo les tocará despertarse en mitad de la noche para empezar sus turnos. Así pues, seguir el horario de Marte hace que la vida cotidiana en la Tierra sea mucho más difícil. Por eso el equipo solo puede dedicarse a ello durante un periodo limitado.
“Yo creo que el cuerpo termina por adaptarse a esa media hora adicional, es como una especie de jet lag retrasado. Si vamos de aquí a Estados Unidos, sufrimos jet lag porque la diferencia horaria es muy extrema. Sin embargo, cuando viajamos de Francia a Israel no hay ningún problema. Así que creo que lo van a llevar estupendamente”, comenta Shaw.
No obstante, el instinto natural que nos permite estimar la hora del día probablemente se verá alterado tras reiterados cambios de hora. “Seguramente se preguntarán con frecuencia: ¿qué hora es?”, afirma Shaw.
El equipo del Perseverance
La misión Perseverance fue lanzada desde Cabo Cañaveral (Florida) en julio de 2020 y aterrizó en Marte en febrero de 2021. El equipo principal de ingenieros y científicos que lo dirige se encuentra en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL, por sus siglas en inglés) de la Nasa, su centro de operaciones en Pasadena, California. “Si estuviéramos en una antigua película del Oeste, diría que la etapa de descenso (cuando el róver aterrizó) era nuestro héroe cabalgando lentamente hacia el sol poniente, pero en realidad los héroes están aquí, en la Tierra”, comentaba Matt Wallace, director del proyecto Mars 2020 en el JPL.
Actualmente, cientos de personas de todo el mundo también trabajan a distancia en horario marciano, incluido el profesor Nicholas Tosca de la Universidad de Cambridge, que forma parte del equipo científico principal. A medida que el Perseverance recorre la superficie de Marte, este profesor de mineralogía y litología del departamento de Ciencias de la Tierra ayuda a decidir qué muestras de roca se deberán recoger.
Las primeras imágenes del Perseverance forman parte de un periodo inicial previsto de 90 soles. El equipo encargado de la misión llevará a cabo pruebas de todos los componentes e instrumentos científicos del róver para asegurarse de que todo –incluido el equipo– está listo para las operaciones en la superficie.
Otras misiones espaciales
En 1997, el equipo que operaba el róver de la misión Pathfinder no se tomó a bien que se le exigiera vivir de forma indefinida en el horario de Marte y acabó oponiéndose a sus jefes de la Nasa. Una investigación realizada en 2011 reveló que cada persona responde de forma diferente al trabajo en tiempo marciano. Cuatro de los seis miembros del equipo que participaron en el experimento observaron cambios en sus patrones de sueño. Uno de los participantes pasó a tener una jornada de 25 horas, y eso hizo que dejara de estar sincronizado con los demás. Cada pocas semanas, mientras que para él era medianoche, para los demás era mediodía. “La necesidad básica de los seres humanos de mantener ciclos de actividad de sueño-vigilia sincronizados con los ritmos circadianos, que coordinan la salud y el comportamiento humano en el tiempo, parece ser tan importante en la Tierra como lo será en nuestro camino hacia Marte”, concluía el equipo de investigación.
Para la misión Curiosity de 2012 en Marte, la Nasa limitó a 90 el número de días consecutivos que cualquier miembro del personal podía trabajar en una misión. También planificó los horarios del personal de forma que no trabajaran más de cuatro días seguidos, y empezó a controlar sus niveles de agotamiento. Desde entonces, estas normas se han aplicado a todas las misiones, incluida la del Perseverance, de manera que el trabajo en horario marciano resulte menos estresante y perturbador para todos los implicados.
De manera muy similar a la experiencia del equipo del Perseverance, la misión simulada a Marte de la doctora Shaw comenzó con videollamadas con otros participantes de todo el mundo. “Hablábamos mucho entre nosotros, pero hasta eso suponía un reto, ya que mientras que algunos estaban en Estados Unidos, otros estábamos en Australia, en Europa o en Israel”, comenta.
La misión principal del róver Perseverance tiene una duración de un año marciano. Para entonces, las muestras devueltas de un depósito lacustre de cuatro mil millones de años de antigüedad en el planeta rojo deberían arrojar luz sobre los orígenes de la Tierra y, de paso, darnos una idea sobre si el ser humano puede plantearse operar como especie biplanetaria, teniendo en cuenta que los días no tienen la misma duración en cada planeta. “Vamos a tener que inventar otros términos… Quizás necesitaremos nuevos husos horarios o quizás la Tierra podría tener una única zona horaria, donde a las 3 de la tarde en un país hubiera luz y en otros fuera de noche. Todas estas incógnitas necesitarán respuestas”, asegura Shaw.