“Salir al mercado laboral ahora mismo no es una buena idea; los jóvenes deben seguir estudiando”, aconseja este experto en Educación
- La pandemia ha dejado al descubierto los numerosos retos que debe encarar el sector de la educación en nuestro país.
- Por un lado, el cese de las clases presenciales durante el confinamiento supondrá un lastre en el aprendizaje de en torno a un mes y medio o dos meses. Un impacto que será mayor en los estudiantes que ya iban rezagados, a los que la formación online afecta de manera más negativa.
- Además, salir a un mercado laboral en crisis como el actual puede conllevar arrastrar salarios más bajos durante años.
- “Es el momento de invertir para que esos jóvenes continúen estudiando”, subrayó el experto en Educación y profesor de Economía de la URJC, Ismael Sanz Labrador en el X Smart Business Meeting organizado por Business Insider España.
La pandemia del coronavirus paralizó completamente la educación presencial obligando a los centros de todos los niveles educativos a asumir de buenas a primeras la formación online.
Este cese en la actividad presencial claramente ha tenido su impacto en la educación.
El cierre de los centros educativos supondrá “una pérdida del aprendizaje de lo que se podría aprender en torno a un mes y medio o dos meses”, remarcó el experto en Educación y profesor de Economía de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), Ismael Sanz Labrador, en el X Smart Business Meeting organizado por Business Insider España.
El problema, como apuntó Sanz, es que esta carencia no golpea de la misma manera a todo el alumnado, siendo más acuciante en aquellos estudiantes con menos recursos o peores resultados.
Una opinión también compartida por Mercedes Valcárcel, CEO de Fundación Generation Spain. Si bien, la institución ya había empezado a probar cursos en formato online, el brote de coronavirus obligó a trasladar toda su oferta formativa al canal digital.
“Al migrar todo al online, muy en corto, qué detectamos, que los que tenían mayores dificultades ya en presencial las multiplicaban en el online“, comentó Valcárcel.
Minimizar el impacto del coronavirus en la educación es complejo pero no imposible.
Reducir el currículum —muy extenso en nuestro país, respecto a la media de los países de la OCDE— y realizar tutorías en pequeños grupos centradas en materias como matemáticas y lengua son las medidas que podrían lograrlo, según Sanz.
También asegurar que los centros educativos han comenzado ya a apostar por la normalización del uso de la tecnología en el aula para garantizar la continuidad de la formación en momentos de incertidumbre el actual.
“Con el COVID, de repente [la tecnología ] pasa de ser aprendizaje de apoyo al currículum a tener que mover el currículum al mundo digital”, apuntó Rodrigo Rodríguez, CEO de Odilo, startup española especializada en plataformas digitales para centros educativos y empresas.
Tras una transición hacia la formación online “inesperada y difícil” como la que ha impuesto el coronavirus, “este es el curso escolar en el que hay que estar preparados”, enfatizó Rodríguez.
Pero la pérdida de aprendizaje por el confinamiento y la necesidad de adaptarse a la formación en remoto no son los únicos desafíos que tiene por delante el sector de la educación y la formación en nuestro país.
Ismael Sanz destacó los problemas que puede conllevar salir al mercado laboral en un momento como el actual, marcado por la recesión económica y el desempleo.
“Es muy importante que los jóvenes españoles continúen estudiando. Ahora mismo tenemos análisis claros que muestran, en base a lo que ocurrió en la crisis de 2008 a 2013, que salir ahora mismo al mercado de trabajo no es muy buena idea”, apuntó.
Ismael Sanz Labrador, profesor de Economía de la URJC y experto en EducaciónBI España
“Aquellas personas que salen al mercado de trabajo en años de crisis económica tienen un salario inicial más bajo, una merma que está estimada entre el 7,5% y el 15%”, cifró Sanz.
Unas peores condiciones salariales no solo en relación a generaciones anteriores, también respecto a las posteriores, y que pueden arrastrarse durante años.
“Estudios de la Universidad de Toronto muestran que los que salieron al mercado de trabajo en esos años de crisis tienen un salario más bajo que generaciones anteriores, pero también que generaciones posteriores. Y además es una penalización que dura más de 10 años”, aseguró.
España llega a esta crisis con una tasa de desempleo juvenil del 32,99% y el riesgo es que empeore. A esto se le suma una tasa de abandono escolar que, situada en el 17,3%, es una de las más altas de Europa y un elevado porcentaje de jóvenes españoles sin apenas formación.
“Tenemos un 30,2% de jóvenes españoles que como mucho tienen la ESO y es el mejor dato histórico y aún así es el doble de la UE, y solo con la ESO en estos momentos vas a tener una inserción laboral e incluso social difícil”, sopesó el experto.
Con este complejo panorama en el horizonte, el consejo de Sanz es claro: es necesario invertir en educación para favorecer que los jóvenes continúen mejorando su empleabilidad hasta que las condiciones laborales evolucionen positivamente.
“Es el momento de invertir para que esos jóvenes continúen estudiando, para que las tasas de abandono sean más bajas, para que hagamos una FP que esté más en relación con la inserción laboral”, subrayó.
Todo ello enfocado en reducir la distancia entre la oferta educativa y lo que necesitará el mercado laboral futuro, cada vez más automatizado, como ha puesto de manifiesto el COVID-19, en opinión de Sanz.
“El resto de procesos se van a automatizar. Sin embargo, todos estos ámbitos de los que hemos hablado, como trabajar en equipo, la capacidad de resolver problemas complejos, de liderazgo, pensamiento crítico o la creatividad, hasta ahora no se pueden automatizar. Por ello, estos son los ámbitos en los que tenemos que trabajar, sin perder de vista la competencia técnica”, apuntó.