Has sido el candidato elegido en uno de los procesos de selección en los que participabas. Deberías estar contento, pero lo cierto es que estás a la espera de recibir la respuesta de otra entrevista para una vacante que también te parece atractiva. ¿Y si quizás ese puesto del que esperas una respuesta es el trabajo que realmente te interesa? ¿Cuánto tiempo tienes para aceptar la primera oferta? ¿Deberías ser honesto y explicar tu situación? Para ayudarte a salir de dudas, hablamos con Eléna Carvalho, especialista en Recursos Humanos de la consultora Michael Page, que explica qué opciones tienes a partir de la recreación de seis escenarios posibles.
Escenario 1: ¡Me planto! Apuesto por lo que ya tengo seguro
Como si de un concurso televisivo se tratara, puede que sientas esa tentación de quedarte con lo que ya tienes asegurado por miedo a irte con las manos vacías. Te plantas y no sigues jugando, aunque tal vez tengas algún remordimiento al imaginar hasta dónde podrías haber llegado. ¿Quizás el otro puesto habría sido una mejor opción?
Eléna Carvalho, especialista en Recursos Humanos, nos da una clave importante para descartar o no este escenario: “Siempre recomiendo analizar bien por qué necesitas ese trabajo”. Antes de aceptar esa primera propuesta de forma precipitada, se debe pensar concienzudamente si ese es realmente el puesto que quieres, explica Eléna. Esto incluye, por ejemplo, analizar el tipo de proyecto, las responsabilidades del puesto, la filosofía de la empresa y sus valores, además de las condiciones económicas.
Puede que después de recabar toda esa información sientas que ese puesto se acerca a lo que tienes en mente, así que aceptarlo puede presentarse como una buena opción. Sin embargo, también puede ocurrir lo contrario, y hacerte ver que hay algo que no acaba de convencerte. No obstante, contra todo pronóstico, tal vez eso no signifique descartar el puesto por completo: “A veces puedes aceptar un trabajo que quizás te gusta menos, pero los valores y filosofía de la empresa te encajan más”, explica Eléna. Aún así, es importante controlar que esa urgencia por quedarte con la opción segura no acabe volviéndose en tu contra más adelante.
Escenario 2: Acepto el primer trabajo, aunque luego renuncie a él si me sale otra oportunidad
“Si un proyecto no nos ilusiona tanto, la implicación inicial no estará a la altura de lo esperado y eso generará un efecto negativo tanto en la empresa como en el empleado”, opina Eléna Carvalho. Principalmente porque ha sido el miedo por quedarte sin nada lo que verdaderamente ha hecho decantar la balanza, cuando realmente las perspectivas de la otra opción te parecían mucho más atractivas.
A veces vale la pena esperar un poco más y encontrar la oportunidad que realmente te encaja mejor, explica Eléna. De esta forma se evita una decepción mutua entre empresa y empleado, y la desagradable sensación de haber perdido el tiempo invertido por ambas partes. Puede que la empresa esté esperando algo de ti que finalmente no acabe sucediendo porque el proyecto realmente no te ilusiona tanto. “Es como crear falsas expectativas”, opina Eléna.
Escenario 3: “Hacer tiempo”
“El tiempo es muy importante en un proceso de selección”, explica la especialista, tanto para el candidato como para la empresa, pero “hay que saber usarlo bien”, puntualiza.
Basándose en su experiencia, Eléna cuenta que no hay que dejar pasar mucho tiempo a la hora de comunicar si aceptas o no el puesto que te ofrecen. La falta de respuesta puede dar pie a una malinterpretación por parte de la empresa y podrías correr el riesgo de que descartaran tu candidatura. Eléna lo tiene claro: “Como buen profesional, siempre hay que contestar. Soy partidaria de conversar con el interlocutor y, si es necesario, pedirle un tiempo para pensarlo. Seguro que la empresa va a agradecer mucho esa honestidad”.
Escenario 4: Contacto a la empresa de la que espero respuesta
Hacer un seguimiento de tu candidatura, por teléfono o por correo electrónico, seguramente te permitirá también mostrar tu nivel de motivación por el proyecto. Así lo cree Eléna, que además señala otras ventajas que pueden derivarse de ese contacto, como poder recabar información sobre el avance del proceso, conocer si tienen planificadas otras entrevistas con otros candidatos o averiguar posibles fechas de futuras entrevistas para poder ir preparándolas.
Considera esa proactividad del candidato algo muy positivo: “Se agradece muchísimo un candidato que pregunta, que muestra interés, que tiene ganas de ser el elegido”. De modo que, lejos de ser algo que pueda perjudicarte, indagar sobre el estado en el que se encuentra el proceso de selección de esa segunda opción puede traducirse en algo doblemente beneficioso: obtienes información que puede ayudarte a tomar una decisión a corto plazo, a la vez que reflejas interés por el puesto.
Escenario 5: Decides explicar la situación, con tacto
“No hay nada malo en estar en varios procesos de selección y que las empresas lo sepan”, opina Eléna Carvalho. De esta forma, explica, las empresas también son conscientes de la posibilidad de perder a ese candidato. Además, esa transparencia por parte del candidato ayuda a generar confianza entre ambas partes.
La toma de contacto en una primera entrevista marcará el inicio de cómo va a desarrollarse esa relación profesional. Es por eso que Eléna considera que la comunicación entre empresa y empleado se construye desde ese momento, y remarca la importancia de conversar de forma natural. “La relación profesional empieza desde el proceso de selección: si hay confianza y sinceridad, esa tónica será la que marcará los próximos meses”, explica.
No obstante, la especialista en Recursos Humanos también puntualiza que no es necesario hacer un planteamiento detallado a las dos empresas: “Es importante saber filtrar la información que se comunica, porque si no, la empresa se lo puede tomar mal en caso de no ser la elegida. O incluso puede sentirse como un segundo plato, a la espera de que el candidato decida aceptar una opción que le parece más atractiva”. Pese a que en el fondo esa sea la realidad, Eléna Carvalho explica que el candidato debería intentar reservarse esa información: “Que la empresa sea consciente de que estás en varios procesos, pero que no sienta que estás usando una oferta para conseguir la otra. Es ahí donde se debe encontrar el equilibrio: transparencia y sinceridad, pero con prudencia”.
Escenario 6: Rechazo la propuesta, pese a no tener nada asegurado
Rechazar una primera propuesta que no te convence no es considerado como un error según Eléna Carvalho: “El riesgo de quedarse sin trabajo existe, pero lo más importante a la hora de rechazar una oferta es que estés convencido de que este trabajo no está hecho para ti”. No es una equivocación cuando se llega al convencimiento de que realmente no quieres trabajar para esa compañía y tienes claro que quieres involucrarte en otro tipo de proyectos, explica. “Si lo tienes muy claro, es que ese no es tu proyecto”.
Pese al riesgo de quedarse sin nada e irse a casa con las manos vacías, Eléna Carvalho cree que “si realmente lo tienes claro, seguramente más adelante te puedan surgir otras oportunidades que puedan encajar mejor contigo”.
La elección de la experta
“Considero que los escenarios 4 y 5 son los mejores. Estando en varios procesos de selección es totalmente normal preguntar por el avance del proceso, incluso refleja una alta motivación por parte del candidato respecto al proyecto. Por otra parte, participar en varios procesos de selección se traduce en una oportunidad de multiplicar las posibilidades de encontrar trabajo, y ponerlo en conocimiento de las empresas es un acto de transparencia que genera confianza. Al final, creo que la sinceridad siempre gana”.